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  03. PLANIFICACIÓN
 


PLANIFICACIÓN DEL ESTUDIO

El éxito en los estudios depende en gran medida de una buena planificación

Los estudiantes que destacan no son habitualmente los más inteligentes, sino aquellos que saben planificar su trabajo, aplican un buen método de estudio, están motivados y tienen mucha confianza en si mismo.

La planificación del estudio permite obtener mejores resultados y hacer más llevaderos los estudios, evitando en gran medida los temidos momentos de agobio. Planificar el estudio es sencillamente organización y para ello el estudiante debe responder a las siguientes preguntas

¿Qué material hay que dominar perfectamente de cara a los exámenes?

¿Qué esfuerzo hay que realizar para lograr este nivel de conocimiento?

¿De cuanto tiempo se dispone? 

Y en función de las respuestas a las preguntas anteriores: 

¿Qué esfuerzo diario hay que realizar para llegar a los exámenes bien preparado? 

Con ello se trata de determinar el ritmo de estudio diario que hay que establecer desde el primer día de curso (y no desde el segundo). 

Cuando éste comienza el estudiante no dispone de toda la información necesaria para precisar el esfuerzo diario que debe realizar, pero a medida que el curso avanza sí es posible determinar cuantas horas necesita uno estudiar diariamente. 

A medida que va avanzando este ritmo se irá ajustando, aumentándolo o disminuyéndolo según proceda. 

El estudiante que consigue desde el primer día imprimir una velocidad de crucero de 2 3 horas diarias de estudio (dependiendo del curso y de la capacidad del alumno) irá asimilando y dominando las asignaturas de forma gradual, a medida que avanza el profesor en su explicación, sin grandes agobios finales, y podrá llegar a los exámenes con un elevado nivel de preparación. 

Una vez realizado este trabajo inicial (el más duro), el estudiante debe planificar los repasos. Habitualmente con tres repasos puede ser suficiente, si bien no hay que tomarlo como un número exacto. 

Es conveniente llevar una agenda en la que ir anotando fechas de exámenes y planificación del estudio y al mismo tiempo ir controlando que se va cumpliendo lo anotado. 

Este trabajo hay que hacerlo con cada una de las asignaturas. 

Se trata de una planificación preliminar que irá perfilando a medida que avance el curso y vaya conociendo con mayor precisión el ritmo de cada asignatura, su nivel de dificultad, los días definitivos de los exámenes, etc. 

Con esta planificación el estudiante podrá llegar a las fechas de los exámenes con todas las asignaturas convenientemente preparadas, pendientes únicamente de un repaso final. 

Hay que ser muy rigurosos con el cumplimiento de estos plazos. 

Por último, señalar que agobiarse no es malo, siempre y cuando se cuente con tiempo suficiente para reaccionar

Agobiarse a principios del trimestre al ver que el temario es muy extenso puede ser hasta beneficioso ya que hará que uno imprima un ritmo de estudio más intenso. 

El problema es agobiarse demasiado tarde, cuando ya no hay posibilidad de reaccionar.